INVITADO DE HONOR:

Andalucía

DE UN SUEÑO FLAMENCO A UNA INDUSTRIA DE CINE ANDALUZ

Estéticamente, Andalucía formaba parte de los coletazos de la opereta romántica francesa, rama Merimée, subsección flamenco. Andalucía era un tema, un telón de fondo. Bailables y cantables cuya última descendencia fue la copla. Paradigma de esta época: “El sueño de Andalucía” (1951), una película en colores (Gevacolor) lo que marcaba la modernidad, coproducida con Francia (director, fotógrafo y decorador franceses) y protagonizada por el ídolo franco-español Luis Mariano, que hacía de torero romántico y Carmen Sevilla, una “bailaora” que busca triunfar en el mundo del espectáculo. ¿Y de Andalucía? Pues el sueño. Muchos actores y actrices españoles reclutados en las oficinas de Madrid y los paisajes. 

Económicamente, debió ser un buen negocio para los estudios que participaron en la producción, y para Andalucía un poco más.  Quizás rodaron en algún pueblo como Carmona… Dejarían los beneficios de hostelería, alquiler de algún caballo o burro para transportar los botijos y los salarios de algún extra, poca cosa. 

Ese era el beneficio que dejaban los del cine en las películas, incluidas los spaghetti western que tanto hicieron hablar de Almería. Profesionalmente, tampoco fue nada importante. Porque cuando pasaba el cine por las ciudades andaluzas, sus paisajes y sus desiertos, no dejaban profesionales en ciernes, meritorios, ni siquiera de producción. Lo que había en Almería  eran extras, auxiliares, conductores de rodaje y dobles de acción.

Y quien dice “El sueño de Andalucía,” dice “Esa voz es una mina,” “El Cristo de los Faroles,” “María de la O” y un inacabable etcétera. Y sociológicamente… ¿Se conoce más Andalucía, sus costumbres, su cultura? Recordamos cómo, en la España del blanco y negro, los personajes andaluces -con notables excepciones- representados en el cine español no pasaban de ser estereotipos.

En los últimos años se ha iniciado un recorrido inverso gracias a la voluntad de algún gobierno autonómico. Los andaluces destacan sobre el resto, habiendo conseguido crear desde su origen muchas de las mejores películas que ha dado el cine español en los últimos años. Habrá que reconocer a algunos responsables públicos andaluces su acierto y buen hacer ante la política audiovisual ejercida en ese territorio durante los últimos años de la democracia, que ha permitido levantar la cabeza con orgullo y potenciar a un gran número de técnicos, actores, actrices, directores, guionistas, productores andaluces, que han desarrollado su trabajo, en una gran mayoría, con honradez e ilusión.

BREVE HISTORIA DEL CINE ANDALUZ

El cine folklórico centrado en el mundo de las flamencas comienza a partir de los años treinta, mostrando esa imagen romántica de España, y en los años cuarenta se perpetúa en el cine con el intento de “andaluzar” el territorio español con este estereotipo. Los años 60 y 70 son años de rechazo a Andalucía en el cine por la asociación de esta imagen con el franquismo, pero en los años setenta y ochenta resurge el movimiento cineasta andalucista.

El cine andaluz, ese concepto que fue acuñado por la prensa  a finales de los años setenta del siglo pasado en plena Transición, cuando surgió el llamado «cine de las nacionalidades». Fue en los Festivales de Benalmádena (Málaga) durante la Transición y algún tiempo después en el Festival de Huelva, donde salían titulares en los periódicos del naciente cine andaluz.

Ya en los años sesenta y setenta del siglo pasado, Luis Mamerto López-Tapia (1942-2006), fundador del Festival de Cine de Autor de Benalmádena (Málaga) (1969), comenzó a producir cortos, documentales y largometrajes, muchos de ellos rodados en la provincia. Benalmádena era el lugar de encuentro común en la década de los setenta, de los inicios de muchos cineastas andaluces. Además de que este festival marcó a dos generaciones de malagueños, y varios cinéfilos se dedicaron al cine por su impacto y la actividad pionera de su director gaditano, Julio Diamante (1930-2020).

Miguel Alcobendas (1939-2014), cineasta madrileño afincado en Málaga, fue precursor de cortos y documentales sobre Picasso, el flamenco y Andalucía, como con su mítico “Camelamos naquerar (Queremos hablar)” (1976), con Mario Maya y su grupo flamenco. También el cortometraje titulado “Amor la plata alta “(1970), del malagueño José Luis López del Río, impactó en Benalmádena. Después, en 1983, dirigió el largometraje “Casas Viejas” , una historia sobre anarquía y libertarios en la España de la Segunda República.

En 1982, el actual director de culto Tony Gatlif dirige y rueda en Andalucía su primera película, “Corre, Gitano”, con Mario Maya, su grupo flamenco, y los actores Félix Rotaeta, Manuel Pereira y la primera aparición en pantalla grande de Rafael Álvarez, «El Brujo», donde se reivindicaba la dignidad de la condición gitana. 

También en Benalmádena de 1978 se estrenó el mediometraje titulado “Por la gracia de Dios”, producido y dirigido por Carlos Taillefer, un título indispensable en el cine andaluz de la transición.

Es de Cádiz Paco Periñán, que participó en concurso en 1980 con su cortometraje “Ana-Manuscrito”, en el Festival de Berlín. En 1990 su primer largometraje “Contra el viento”, con Antonio Banderas y Emma Suárez de protagonistas, participó en Sección Oficial en San Sebastián. Fue la primera vez que un largometraje andaluz participado por instituciones andaluzas se incluía en la sección internacional. En el primer Congreso Democrático del Cine Español (diciembre de 1978), cuya sección de Cultura fue coordinada por Julio Diamante, Francisco Periñán presentó una ponencia titulada “Cultura y cine en el país andaluz”.

El gaditano Gabriel Blanco participa con su cortometraje de animación titulado “La edad del silencio” (1978), en concurso en el Festival de Oberhausen, y es premiado en el de San Sebastián. También de Cádiz, Carlos Fernández participa en 1987 en el Festival de Benalmádena con su largometraje de ficción “Fermín Salvochea”.

En 1976, apenas unos meses después de muerto Franco, Gonzalo García Pelayo estrena “Manuela”, con Charo López, Fernando Rey, Máximo Valverde y Aurora Bautista. Es un drama rural rodado en Carmona y Lebrija. Es el inicio de una carrera cinematográfica que se mantiene hasta nuestros días, donde es característico su estilo y sello andaluz. 

Fernando Ruiz Vergara dirige en 1980 el largometraje documental “Rocío”, primera película secuestrada judicialmente en democracia. Exhibida en Benalmádena y premiada también en la primera edición del Festival de Cine de Sevilla (1980) dentro de una sección llamada Certamen de Cine Andaluz.

Está también Nonio Parejo, otro histórico documentalista andaluz, cuyo “Campos de Níjar” (1984) llamó enormemente la atención en dos sitios de encuentro habituales de cineastas andaluces: los festivales de Huelva y Benalmádena.  Juan Sebastián Bollaín, deslumbró con su “La Alameda” (1978) y su “Cádiz 79, un enigma hacia el futuro” (1979). Más tarde, en 1987, con “Las dos orillas”, largometraje de ficción con José Luis Gómez, Amparo Muñoz y las  gemelas Bollaín, inició una carrera dentro de la industria, que siguió con una importante coproducción hispano-luso-francesa llamada “Belmonte” (1995), con Achero Mañas de torero joven y un memorable Lautaro Murua de torero viejo. Antonio Pérez fue el productor principal y el productor ejecutivo de esta importante y gran producción para el momento, que fue rodada dentro de los marcadores de la industria cinematográfica. 

Para terminar con el apartado sevillano, no podemos olvidarnos de la cineasta Pilar Távora, una activista y emprendedora importante como directora, productora y guionista. A destacar está su “Nana de Espinas” (1984), y su “Yerma “(1998), con Aitana Sánchez Gijón, Juan Diego e Irene Papas. Ha estado dedicada en los últimos años a la militancia política andalucista y cultural, siempre en la lucha feminista reivindicando los derechos de las mujeres, los derechos humanos y la justicia social para las mujeres gitanas o más desfavorecidas. 

EL PRESENTE

“Solas”, de Benito Zambrano (1999) marca un punto de inflexión para la industria del cine de la región y hace que el gobierno andaluz se dé cuenta de la importancia que tiene el audiovisual desde el punto de vista cultural y económico.

La importancia de Andalucía en el cine cada día es más relevante y debemos hacer referencia a esto recordando que la crisis fue la mejor época del cine andaluz con películas premiadas como “Grupo 7” ( 2012), y “La isla mínima” (2014), ambas del sevillano Alberto Rodríguez; “La voz dormida” (2011), de Benito Zambrano o “Caníbal” (2013), y “La hija” (2021), de Manuel Martín Cuenca, entre muchos otros títulos.

En pocos años, la industria de cine andaluza ha logrado una importante consolidación con muchos otros cineastas destacados además de Alberto Rodríguez, Benito Zambrano o Manuel Martín Cuenca. Han sobresalido igualmente Santi Amodeo, Celia Rico, Chus Gutiérrez, Fernando Tejero, Gerardo Olivares, Josefina Molina, Juan Miguel del Castillo, Paco Tous, Ramón Salazar y tantos más.

 

En el campo de la interpretación están Antonio Banderas o Paz Vega, que han brillado a nivel internacional junto a Dani Rovira, Antonio de la Torre, Paco León, Belén Cuesta,  Salva Reina, Ingrid García-Jonsson, el recientemente fallecido Juan Diego, Kity Mánver, María Barranco, María León, Natalia de Molina, Pedro Casablanc, Pepón Nieto, Petra Martínez, Macarena Gómez y Ruth Gabriel, entre muchos otros.

Un número importante de grandes profesionales han llevado la industria de la comunidad un paso por delante. El cine andaluz ha dejado de ser una simple imagen folklórica. Es un orgullo para España y comienza a cruzar fronteras internacionales.

Sirva de ejemplo el Cine Andaluz como arte e industria, por lo cual nos enorgullecemos en rendirle homenaje en este quinceavo aniversario del Festival de Cine Global de Santo Domingo, estrechando lazos con nuestra República Dominicana y aquellos andaluces que una vez llegaron a nuestras tierras y hoy forman parte de nuestras raíces y cultura. Es un honor poder mostrar a nuestras audiencias una notable representación del cine andaluz contemporáneo, con múltiples nominaciones en los Premios Asecan y Carmen del Cine Andaluz.

 

Este festival ha servido por igual como plataforma para la creación de nuestra industria de cine dominicano y la posterior promulgación de nuestra ley de cine, con el propósito de promover y fomentar el desarrollo de la industria cinematográfica dominicana, y al mismo tiempo posicionar el país como destino de locaciones para producciones extranjeras. Los resultados guardan una curiosa similitud a lo sucedido con la industria del cine andaluz y cada año nuestras producciones aumentan en cantidad y calidad, comenzando a trascender a nivel internacional.

Para este especial homenaje, hemos concebido la imagen de un sueño de séptimo arte, en cual comparte nuestro maestro del lente Claudio Chea un universo cargado de nostalgia, con estrellas de ese cine folklórico de “bailaores” y cantaores, copla y flamenco, con la novia de España, Carmen Sevilla, la faraona Lola Flores y la manchega universal Sarita Montiel, que recrearon la fantasía andaluza en un cine de evasión, que florecía en un país bajo una férrea dictadura y cruzaba el mar hasta nuestra Quisqueya.

 

Ese cine nos transporta a una época dorada con el recuerdo de sus proyecciones en nuestras humildes salas de cine provinciales o las más fastuosas en nuestra Zona Colonial y permite reimaginar a nuestros abuelos asistiendo a las funciones con sus mejores galas. Porque el cine rompe las barreras del tiempo y el espacio dando lugar a un sueño plagado en la magia del celuloide.

 

Fuentes

“El cine andaluz no empezó con Benito Zambrano” Artículo publicado originalmente en el Anuario de la Academia de Bellas Artes San Telmo. Autor: Carlos Taillefer. Productor y cineasta.

“¿Qué cantan los cineastas andaluces de ahora?” Publicado originalmente en el Diario “El Confidencial” Autor: Grupo Furtivos. 

Material de referencia de la Academia de Cine Andaluz