GERMÁN (18), un joven artista, debe mudarse junto a su madre, CARLA (45), a la isla Martín García, donde tan sólo hay 119 habitantes y ningún adolescente. JULIO, el nuevo amor de Carla, les abre las puertas de su casa y los recibe en su restaurante. Allí Germán se siente un extraño ya que nadie tiene sus mismos códigos y le cuesta vincularse con sus nuevos vecinos. Sale a explorar la reserva natural en busca de una pared en ruinas para dibujar, pero Elisa, la GUARDAPARQUES (28) lo interrumpe y le exige un permiso para poder pintar.
Rápidamente Germán adquiere una rutina en la que pasa las mañanas en la huerta de BERT (70), y las tardes en el restaurante con el MOZO (35). La Guardaparques le muestra todas las bellezas naturales del lugar y Germán se enamora de la isla pero también de ella. Entre ambos crean un vínculo que escapa a la monotonía pero Germán primero deberá tomar sus propias decisiones antes de encontrar su identidad en su camino a la adultez.