AMAL

Hice muchas proyecciones para escuelas con mi documental When Arabs Danced, que hablaba sobre la relación entre el arte y la cultura árabe. Nos dimos cuenta de que existía un peligro real en relación con el punto de vista que defendían algunos jóvenes de las escuelas del norte de Bruselas. Siempre una minoría de los estudiantes, pero la mayoría guarda silencio. Hablé con muchos profesores y directores de escuelas, quienes fuera del micrófono describen una situación catastrófica, pero nadie se atreve a hablar de ello. Fue entonces cuando arraigó la idea de tratar esta cuestión a través de la ficción, tanto más que durante el período de escritura se produjo el asesinato de Samuel Paty, que lamentablemente no fue una sorpresa para mí. Creo que este tipo de gesto era esperado, sobre todo por parte de los políticos, que hacen la vista gorda ante la situación. Para evitar perder votantes, algunos prefieren esconder el polvo debajo de la alfombra, hay una verdadera hipocresía. Tenía la sensación de que los profesores estaban abandonados, que tenían miedo y no se atrevían a hablar. Entonces decidí abordar este tema a través de la ficción, porque era muy complicado hacerlo a través del formato documental. El discurso no es libre. Desde el principio del proceso de escritura, tuve en mente a Lubna Azabal para interpretar a Amal, esta profesora que defiende la libertad de expresión. La involucré desde el principio. Trabajamos juntos durante casi dos años, intercambiando y hablando. Este personaje simboliza exactamente lo que quiero decir, incluso gritar. Un profesor de religión de Bruselas quería hablar sobre la homosexualidad en clase y fue despedido de la escuela porque quería hablar de un tema que hería ciertas sensibilidades. Ni siquiera dejamos que la ley haga su trabajo. Es al mismo tiempo hipocresía y miedo.